viernes, 6 de abril de 2012

Welcome to Hell

Para muchos la palabra paraíso los traslada a un lugar idílico lleno de playas con arena blanca como el nácar, aguas tan azuladas que compiten hasta con el mismísimo cielo, palmeras tan altas como inalcanzables son algunos sueños y sonidos susurrantes y apacibles que trasmiten el eco de los propios dioses.
Entonces me pregunto: ¿qué sería el infierno, lo opuesto, la némesis? ¿Fuego, calor, dolor, sufrimiento…?
Dejadme que os diga que el sufrimiento, el dolor, la paz, la tranquilidad, los sentimientos (amor u odio), el bienestar y demás cosas, residen nada más y nada menos que donde la gente quiere y cree que reside. Es tan subjetivo como puede serlo el color de las paredes de mi habitación; unas veces gris, otras beige y otras blanco.
Para alguien el dolor puede ser placentero, los sentimientos dolorosos, la paz puede ser vana, e incluso el bienestar puede estar en sufrir o en alcanzar cosas que otros verían como desadaptativas. Pero ¿quién dice lo que necesitamos? ¿quién nos empuja a hacer lo que hacemos? ¿quién nos da latigazos para que avancemos o nos amarra para quedarnos estancados?
No nos engañemos, somos nosotros. Podemos ser nuestros mejores aliados o nuestros peores enemigos. Los que nos damos fuerzas para conseguir lo que necesitamos o los que nos cortamos las alas para no alcanzar lo que queremos. Pero es cierto, y he aquí la pugna, que muchas veces lo que queremos o lo que buscamos no es realmente lo que necesitamos. Pero cuando esas cosas coinciden es cuando alcanzamos el puto paraíso aunque creamos que es el propio Belcebú el que nos ha abierto las puertas del infierno.
Lo peor es que no haya nadie para decírnoslo, para ayudarnos a elegir, para empujarnos al maldito abismo y aterrizar donde sea, en otro sitio diferente, pero donde sea  que podamos comenzar de nuevo, moldear tu vida de nuevo como si fuera una talla de barro y hacerla con esas manos que un día dejaron que te hundieras para renacer de nuevo.
He estado en lo que muchos llaman el paraíso, he visto y hecho cosas que quizás nunca vuelva a ver ni a hacer, y francamente, por muy raro e incompresible que la gente lo vea, no lo echo de menos.
El paraíso para mí reside en otro sitio y en otras metas, y esas aún no han sido alcanzadas, y mientras no lo sean, el infierno será mi refugio, el fuego será mi manto y el anhelo mi esperanza.




P.D: Luna llena... te odio, maldita ramera =)


Three Days Grace-Break

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