miércoles, 5 de mayo de 2010

Tormenta de Espadas

Porque tras la lectura del tercer volumen de la multipremiada serie de literatura fantástica y medieval Canción de Hielo y Fuego, Tormenta de Espadas, de la cual no esperaba menos que de sus predecesoras, no puedo sino quitarme el sombrero y hasta bajarme los pantalones ante tal despliegue de acontecimientos, personajes, puesta en escena y trama; así como descripciones y escenarios.
Porque no se trata de un best-seller, queridos amigos, no, es espectáculo impreso en papel, un mundo y unos personajes en formato libro que hace a modo de máquina teletransportadora a ese lugar que es Poniente y el vasto continente oriental, conocido como Essos.
Porque si algo tengo claro tras leer Tormenta de Espadas es que George R.R. Martin ha quedado para mí como el mejor escritor en este género y ahora os contaré brevemente por qué:
Porque te engancha desde el prólogo de la primera entrega (Juego de Tronos) y no te deja al menos hasta el epílogo de la 3ª (hasta donde he llegado). Con personajes, algunos impredecibles, tan complejos como en la vida real y difíciles de encasillar como buenos o malos (con alguna excepción), que se dejan guiar por sus propios intereses e instintos (ya sea dinero, sexo o la motivación propia como el honor, la grandeza o la venganza). Que cuentan historias grandes a través de los ojos de los personajes más humanos, que se equivocan, evolucionan en su forma de ser, maduran y viven o mueren. Ese es otro atractivo (para algunos extraño), la utilización de la narración POV (Personal Over View) o punto de vista personal, en el que cada capítulo está narrado en tercera persona desde la perspectiva de un personaje, más principal o menos, distanciados entre sí quizás por miles de millas. Con el que caminamos, vemos, reímos, lloramos, sentimos, luchamos, hablamos y con el que nos identificaremos y entenderemos sus actos en algún punto de la narración. Porque en este mundo a veces el acto más vil o más noble puede llegar a ser comprendido por el lector.
Otro aliciente es el realismo, la crudeza, belleza y brillantez con la que George R.R. Martin narra cada uno de los capítulos, cada uno de los párrafos, cada línea o cada palabra. Como temas como el incesto no está vetados para él; como las escenas de sexo y lucha son explícitas pero nunca están de sobra; como te entra hambre cada vez que se lía a describir platos de comida; como te da una oleada de frío cuando nos traslada al extremo norte de Poniente, al mismo pie del Muro de hielo que defiende el Reino de los Hombres; como puedes sentir rabia hacia alguien, y vaticinar lo que harías en lugar de alguno de los personajes. Encariñarte, identificarte, ver como triunfan o se hunden o como viven o mueren, es normal y totalmente humano. Incluso, como reconozco que me ha pasado, odiar a un personaje en un libro y en el siguiente adorarlo e incluso ver algo de ti en él.
Por último, pero no menos importante, y para no dar más la brasa, destacar, en mi opinión, uno de los mayores puntos a favor de la obra: la trama. Una trama compleja, enrevesada, con cambios bruscos inesperados, que te atrapan hasta que ves que estás tan metido como los personajes que luchan para salir de ella. Como la muerte de un personaje (que puede llegar a ser principal), una derrota bélica por un cambio de táctica de última hora, o un encontronazo entre personajes, puede echar por tierra todo lo que habías pensado que sucedería. Porque foros de discusión enteros en internet auguran el siguiente libro, y ver que George R.R. Martin sigue sorprendiendo es un logro no al alcance de muchos escritores.

Así que animo a que os zambulláis en esta saga aún por terminar, de la que se esperan tres entregas más, a parte de las cuatro que han sido lanzadas.


En la vida, como en Canción de Hielo y Fuego, si juegas al juego de tronos sólo caben dos opciones: ganar o morir.

Os dejo algunas frases que me han gustado para que abráis boca, algunas sabias, otras que me hacen reír:


”Quiero morir: viejo, en la cama, con la barriga llena, una copa de vino en la mano y la polla en la boca de una doncella”

“Si le cortas la lengua a un hombre, no demuestras que estuviera mintiendo: demuestras que no quieres que el mundo oiga lo que puede decir”


“Morir por envenenamiento puede fingirse como una muerte natural, en cambio sería más difícil alegar que se me cayó la cabeza”

“Los enanos no necesitamos tener tacto. Generaciones de bufones con trajes de colorines me dan derecho a vestir mal y a decir todo lo que se me pase por la cabeza”


“-Me dijisteis que la matara.
-No, te dije que hicieras lo que había que hacer.
- Pero no la maté.
- Si, y ahora ya te conozco mejor.
- ¿Y si la hubiera matado?
-Que estaría muerta, y también te conocería mejor”

“-Ser manco tiene sus ventajas. Bebo menos vino por temor a derramarlo, y rara vez siento la tentación de rascarme el culo en la corte.
-Bien pensado. A lo mejor me la corto yo también”


"-¿Un hombre puede ser valiente cuando tiene miedo?
-Es el único momento en que puede ser valiente, Bran”

“Si quieres luchar, lucha. Pero si te matan, luego no me vengas llorando”


”Nunca olvides qué eres porque desde luego el mundo no lo va a olvidar. Conviértelo en tu mejor arma, así nunca será tu punto débil”

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